10 MANERAS DE EVALUAR LA DIFICULTAD DE UN PUZZLE
Cuando los aficionados a los rompecabezas debatimos nuestras cosas, en el centro de las cavilaciones figura en muchas ocasiones el porqué de la dificultad de un determinado puzzle. En mi caso, cuando me enfrento a una imagen troquelada, tengo que reconocer que precisamente el grado de dificultad es de los aspectos que más me "ponen" a la hora de elegirla. Sin llegar al paroxismo de los puzzles imposibles de verdad, como los de 1000 piezas de una superficie totalmente en blanco, el goteo de piezas me hace sentir un placer mayor que la catarata de encajes. Ésta la prefiero sin duda alguna para los concursos.
Ahora bien, ¿por qué lo que a mí me parece una imagen fácil a otra persona le resulta muy complicada? Me ponéis edificios y por deformación profesional de arquitecto, los armo sin problema, y luego puzzleros reputados los dejan siempre para el final del armado. Sin embargo, me ponéis animales peludos y es como tirarme en medio de la selva africana, en peores condiciones que el Profesor Fergusson de "Cinco semanas en globo".
Vamos a intentar resumir en diez puntos lo que considero las pautas esenciales para baremar la dificultad de un puzzle. Es muy sencillo. Si tu imagen cumple alguno de estos puntos, súmalo a tu casillero y el total resultante definirá su índice de dificultad. Es una manera algo rupestre de empezar y si quieres profundizar en el tema, te recomiendo que te leas el artículo excelente publicado por Xavier Ponseda en el Nº3 de la revista de AEPUZZ "¿Hacer puzzles es un deporte?".
1. NÚMERO DE PIEZAS
Cuanto más grande sea un puzzle, mayor será su dificultad, si entendemos por dificultad el tiempo de armado. Establecería la frontera en las 3000 piezas para sumar medio punto, y a partir de las 8000, contaría el punto entero.
2. SUPERFICIES UNIFORMES
El porcentaje de una superficie uniforme respecto al resto del puzzle marcará su dificultad. Un ejemplo clásico es el mítico caballo del rompecabezas de Educa de 10000 piezas "La Rendición de Breda", casi 1000 piezas de negro. Otro ejemplo son las 1200 piezas de cielo negro del 8000 de Educa "Los Fusilamientos del 3 de Mayo" o algunos cielos de puzzles añejos, sin gradación alguna.
3. REPETICIÓN DE MOTIVOS
La repetición deslocaliza la imagen y hace que las piezas correspondientes a los motivos reiterados ni siquiera sean situables de forma segura, lo que confiere al puzzle un aire de provisionalidad tremendo. Si las repeticiones son de objetos totalmente iguales, paciencia, si son de elementos que difieren en detallitos, a fijarse. Es el típico ejemplo de una camada de animales.
La repetición de objetos llega a su máxima expresión en los llamados "Puzzles Imposibles". Clementoni y Ravensburger han comercializado una serie de desafíos muy jugosos y controlados, en los cuales un motivo es repetido cientos de veces, pero siempre con cambios.
4. BORDES MONOCROMÁTICOS
Lo siento, amigos fanáticos de empezar los puzzles por el borde. Éste es uno de los motivos por los que insisto a abandonar el mantra de comenzar por el marco. Porque en algunos puzzles, sobre todo de arte y los de Anne Guedes, el marco es una sucesión de piezas del mismo color. Imposible empezar por allí, además, lo lógico es precisamente resolver el puzzle de dentro para fuera, dejando el borde para el final.
5. TROQUELADO POCO VARIADO
A pesar de que las marcas en los últimos tiempos tratan de introducir novedades en el troquelado de las piezas, con el fin de facilitar la labor de los puzzleros y que el montaje de puzzles no se transforme en una travesía en el desierto (y en una bajada de ventas), puzzles de los años 70 y 80 o incluso algunos de mala calidad actuales de marcas diluidas tienen un troquelado repetitivo en el que incluso alguna pieza puede encajar en un montón de sitios a la vez. En los puzzles de los 70 y 80 esto no sucede, pero para distinguir las piezas unas de otras, hace falta un ejercicio de detallismo considerable. Me vienen a la cabeza los Diset de los 80 o algunas hornadas de los Educa de los 2010, que si bien siempre acaban teniendo una única solución, causan quebraderos de cabeza a los armadores. Característica que despierta odios y pasiones por igual.
6. MONOCROMATISMO
Si un puzzle tiene una gama de colores de una parte muy determinada del espectro cromático, su dificultad aumentará muchísimo respecto a otro rompecabezas con gran variedad de colores. Es decir, cuantos más colores diferentes y diferenciados, menor será la complicación del armado. Aquí hay que hacer algunas salvedades: un puzzle de dos colores determinados (blanco y negro) puede ser más dificultoso que uno de un color amarillo, si este amarillo está tenuemente gradado. Como siempre, todo dependerá del tipo de imagen. En boca de todos está la dificultad mítica del Gernika de 3000 de Educa, pero resulta que a mi entender la gama de grises está claramente definida y lo que añade dificultad al puzzle es la repetición y deslocalización de las zonas oscuras.
7. DEFINICIÓN DE LA IMAGEN
Una imagen con el contorno de los objetos difuso, ya por pertenecer a obras de arte o a fotografías antiguas de la época pre-digital, siempre será más complicado de armar que otro en el cual el "miniborde" del objeto esté definido con la precisión de un ordenador.
8. MATERIAL DEL PUZZLE
Esto no es una obviedad. Los puzzles de cartón siempre han sido más fáciles de montar que los de madera, por la sencilla razón de la propia configuración del material. El cartón es dúctil y ligero, y la madera en absoluto, por tanto, la rectificación sobre la marcha al deslizar las piezas en el segundo caso es casi imposible. La gracia de los puzzles de madera es cambiar totalmente la experiencia del armado, es como cuando un melómano de rock intenta escuchar jazz.
9. TUS TEMAS FAVORITOS
Es sencillo. Hazte una lista de imágenes favoritas que no te cueste armar, o por las que sientas predilección. Todos las que no pertenezcan a esta lista aumentarán la dificultad del puzzle para ti. Esta es una manera subjetiva de introducir un nuevo parámetro influyente, y nada desdeñable. Como dice el refranero español, "sarna con gusto no pica", y si te encanta un desafío de locos, puede que no te resulte tan difícil.
10. SUPERFICIE DE MONTAJE
Finalmente, y aunque también parezca una verdad de Perogrullo, cuando no dispones de una superficie o de una iluminación adecuada para armar tus puzzles, la dificultad aumentará. Esto es especialmente patente en dos ejemplos: cuando se hace un puzzle gigante mezclando bolsas y por cartulinas, armado en el que nunca se controla el resultado final; y en el socorrido Gernika de 3000, que obliga a una iluminación perfecta si se quieren distinguir todos las variedades de blanco y grises.
Evidentemente, el ambiente existente en la habitación o sala donde estés montando el puzzle influye mucho también. No es lo mismo hacerlo en silencio absoluto que con gente alrededor en plena conversación.
CONSIDERACIÓN FINAL
Te sugiero que recorras este listado punto por punto, sumes en cada apartado un valor escogido entre el 0 y el 1, con posibilidad de evaluar con un 0,5 cuando no estés muy seguro de por dónde tirar. Así tendrás a la larga tu propio criterio de dificultad a medida que vayas acumulando experiencia. Igual te encuentras con que tu Gernika tan reverenciado no pasa de un 5,5 y un Imposible de Clementoni de los 101 Dálmatas se te sube a 7...
¡Recuerda que los puzzles difíciles suelen a la larga aportar más satisfacción de reto logrado!
Alejandro Darias Mateos
Autor del libro "La Fiesta del Puzzle". Puedes comprarlo aquí.
Cony Toscano - February 08, 2023
Es posible conseguir el diseño de corte para La última cena del Clementoni de 13200piezas
kattalord - March 24, 2021
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