En los últimos años, a raíz de la crisis del COVID, diferentes administraciones han puesto en marcha campañas de bonos descuento para fomentar las compras en el comercio local. A simple vista, puede parecer una iniciativa positiva: los clientes ahorran y las tiendas aumentamos nuestras ventas durante el período de la promoción. Entonces, ¿por qué algunos comerciantes, entre los que me incluyo, no estamos de acuerdo con esta medida? ¿Acaso vamos contra nosotros mismos?
Antes de nada, quiero expresar mi más sincero agradecimiento a nuestros clientes fieles, aquellos que confían en nosotros durante todo el año y que también utilizan sus bonos en nuestra tienda. Para nosotros, sois el pilar fundamental del pequeño comercio y valoramos enormemente vuestro apoyo.
El problema de estos bonos —en nuestro caso particular, los Bonos Activa Comercio de la Xunta de Galicia— no es que los clientes los usen, sino el impacto que están teniendo a medio y largo plazo. Por un lado, muchos clientes habituales retrasan sus compras esperando los descuentos, lo que hace que las semanas previas a las campañas sean especialmente difíciles para el comercio. Por otro lado, ha surgido un nuevo tipo de cliente que solo compra cuando hay bonos y, además, en muchos casos intenta aprovecharse del sistema, pidiendo productos que no tenemos en stock para que los traigamos exclusivamente con descuento. Esto nos pone en una situación incómoda, ya que no podemos abastecernos en función de descuentos temporales y, al mismo tiempo, nos obliga a asumir costes y riesgos innecesarios.
No estoy en contra de que los clientes utilicen sus bonos, ni mucho menos. Pero creo que las administraciones deberían reflexionar sobre si este modelo es realmente beneficioso para el comercio local a largo plazo. Y sinceramente, estoy convencido de que ya conocen la respuesta. En lugar de basarlo todo en descuentos, sería mucho más útil invertir en campañas de concienciación y publicidad sobre la importancia del comercio local. Somos muchos los que damos vida a las ciudades, los que las hacemos únicas, y eso es algo que no se puede sustituir con grandes superficies ni con compras online impersonales.
Además, si realmente se quiere ayudar al pequeño comercio, hay medidas mucho más efectivas que los descuentos puntuales. Una fiscalidad más justa para los pequeños negocios, reduciendo ciertas cargas o facilitando incentivos fiscales, tendría un impacto mucho más positivo y duradero. Fomentar un comercio local fuerte no es cuestión de aplicar descuentos esporádicos, sino de crear un entorno donde realmente podamos competir en igualdad de condiciones y seguir aportando valor a nuestras comunidades.
Aquí puedes ver una parte de este contenido publicada en la sección Cartas al Director de La Voz de Galicia, a fecha 9 de Abril de 2025.